martes, 24 de junio de 2014

Ser educador




¿No estáis cansados de escuchar “La carrera de magisterio consiste en pintar y colorear”, “No tiene mérito sacársela, es muy fácil”? Porque yo estoy harta de escuchar afirmación de estas o semejantes.  Las personas que dicen tales afirmaciones me parece gente inculta que no sabe que los maestros tenemos la importante labor de formar a las personas del futuro, el futuro de nuestra sociedad está en nuestras manos. La tarea del educador no consiste solo en la explicación de unos contenidos que “podría dar cualquiera”, va mucho más allá. El maestro tiene la labor de educar a un niño, de conseguir que los 25 niños de una clase adquieran su propia personalidad, que sean críticos y sobre todo, sacar el máximo potencial de cada uno de ellos. Esto no es una tarea fácil, sólo la consigue un buen educador y si no estáis de acuerdo, intentadlo. Con esto, no pretendo decir que sea más difícil que medicina o química cuántica ni mucho menos pero de ahí a tener esa concepción y ese desprestigio hacia la carrera de magisterio hay un gran paso. Tratar con un niño no es fácil, y ahora mismo podría decir todos los factores que hay que tener en cuenta a la hora de tratar con ellos, cómo tratar con cada “tipo de niño”, de qué forma etc. y un sinfín de posibilidades que hay que tener en cuenta. Ser educador también conlleva ser un “poco psicólogo”, requiere ser un “poco médico”, “un poco matemático”, un poco “artista”… ser maestro requiere saber “un poco” de todas las carreras.

Con esta entrada no pretendo ofender a nadie ni darle menos importancia a cualquier otra carrera. Mi intención es dar a entender a aquellas personas que piensen que la carrera de magisterio no tiene importancia, que ser educador no es fácil y lo más importante: que NO  todo el mundo vale para serlo.

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